Viña Tiene Festival
Si vamos a comentar el contenido del Festival de Viña del Mar, lo primero que debemos considerar es que Viña es lo que es, probablemente muy distinto de lo que cada uno de nosotros pretendemos que sea. En tal sentido, vale la pena recordar que el festival nace en el año 1959 como un festival de la canción, es decir una competencia de canciones: música popular, de orientación primordialmente vocal. La competencia ha evolucionado sin variar mucho su naturaleza, (ni en ese entonces ni hoy podría justificarse un tema instrumental de rock progresivo en su contexto), pero sí su calidad, con altibajos y tendencia a la decadencia; y su importancia relativa. Tras los sesentas, setentas y mediados de los ochentas, época de oro de la competencia internacional, en realidad pocos tenían algún interés en ella.
En cuanto a los invitados, el show internacional, convendremos que la lógica del Festival es tratar de dar en el gusto a todos, con ello se logra que difícilmente a alguien guste de la parrilla en su totalidad. Generalmente nos atraen una o dos presentaciones y por la tendencia nacional tan arraigada a basurear y chaquetear aquello que no nos convence en su totalidad, no escatimamos en oprobiosos epítetos para referirnos al festival, como evento, olvidando que se trata del festival musical más importante de Hispanoamérica.
A mí, en lo personal, eso me importa poco, pero no por eso me refiero al Festival como una basura. Es sencillamente un evento importante que no me interesa, salvo algunas históricas presentaciones a las que me referiré muy sintéticamente:
1.- The Police (1982): Indudable, un referente e influencia para muchas bandas, su presentación fue impecable en los tiempos en que toda la música post punk comenzaba a tomar forma e identidad separándose aguas. “Message in a bottle”, “Every little thing she does is magic”, “De do do do, De da da da”, “Walking on the moon”, fueron algunos de los temas que a través de dos noches, la banda interpretó, pasando casi desapercibida por la falta de conocimiento del público y la prensa nacional, en cuanto a la importancia de la banda liderada por Sting por esos años en el ambiente del rock.
2.- Soda Stereo (1987): Si en algún momento Soda Stereo fue realmente un boom en Chile fue el verano de 1987, tanto porque acababan de lanzar al mercado su disco “Signos”, ocho canciones que gustaban todo el mundo, viejos y jóvenes, rockeros y poperos, que era precedido de sus dos primeros discos que los empujaban precisamente a la cúspide; y porque en esa oportunidad se presentaron en Viña: “Prófugos”, “Persiana Americana”, “Juego de Seducción”, “Nada Personal”. También dos noches, con lo más clásico, lo más representativo, lo más inolvidable de Soda Stereo.
3.- Faith No More (1991): Quizás una de las pocas muestras de rock alternativo que han pasado por la quinta. También en sus mejores tiempos, cuando con “Epic” caminaban osadamente con un pie de cada lado de la línea que separa lo comercial de lo underground. Poco antes de que Faith No More tocara su penúltima canción sobre el escenario de la Quinta Vergara, Mike Patton, tras haber consumido quién sabe que cosa exclamó: “Esta canción es dedicada a Myriam Hernández....mi amore”. Acto seguido interpretaron “Edge of the world”, una extraño crossover de metal y funk.
4.- Franz Ferdinand (2006): Para mí “Franz Ferdinand” fue lejos el mejor disco debut de 2004 y su segundo disco, de 2005 “You could have it so much better”. continuó la saga de la banda de una manera extraordinaria. Con esos carteles llegaron a Viña. Y su show estuvo a la altura. Impecable.
¿Cuáles son tus preferidos de la historia del festival?
Roberto.